Cargando la mochila

El peregrino y su mochila son inseparables y van juntos a todas partes, salvo si lo remiten por transporte al siguiente albergue. Aún cuando se lo sacan, como estos peregrinos de la foto que acababan de llegar a la Catedral, no se alejan mucho de ella.

Hoy caminé cinco kilómetros sin mochila y otros cinco con mochila. ¡Noté la diferencia! Al regresar sentí claramente los músculos de mis piernas y hasta las plantas de los pies me latían un poco. ¡Me doy cuenta que necesito mucha más práctica!

Tengo cincuenta días por delante antes de partir para España lo que debería ser suficiente. Mi única duda es si mi tratamiento de rayos que tengo la semana que viene no me permita seguir con mi entrenamiento por unos días, pero cruzaré ese puente cuando llegue a él.

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