El tiempo es ahora
Estábamos muy entusiasmados y ninguno tenía idea de lo que nos esperaba por delante. Caminamos juntos sólo ocho kilómetros hasta Orisson donde Alfredo había decidido descansar ese día para no tener que caminar tantos kilómetros hasta llegar a Roncesvalles cruzando los Pirineos.
En esa corta distancia que compartimos Alfredo se abrió a contarme cosas muy profundas acerca de su vida y se estableció entre nosotros una relación de amistad que siguió a lo largo del camino.
Nos despedimos y continué caminando hasta completar el cruce bajo un cielo azul. Tras veinticuatro kilómetros llegué exultante al monasterio restaurado del siglo XIII donde descansé esa noche. Al día siguiente seguí caminando hasta Zubiri mientras que a Alfredo le tocó un día tormentoso de viento y nieve para su cruce de los Pirineos y tuvo que quedarse a descansar un día entero en Roncesvalles para recuperarse del esfuerzo.
Aunque no nos volvimos a ver, seguimos en contacto por WhatsApp a lo largo de todo el camino Tal vez la diferencia entre nosotros era que yo ya tenía un diagnóstico de una enfermedad incurable y estaba presente a que no soy inmortal.
Así y todo a veces me olvido como me pasó a fines de mayo y me dejé estar, pero después mi esposa, a quien quiero mucho, me recordó que el tiempo es ahora y retomé mi preparación para hacer el Camino Primitivo en octubre de este año.
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